París es una visita esencial para todas las personas enamoradas, no solo por ser la capital de Francia, sino que también es conocida como la ciudad del amor alrededor del mundo. Es un buen sitio para los enamorados y románticos de corazón. Pero pocos sabemos que París es mucho más que romance, ya que el lugar posee tantas otras atracciones que incluso si no eres un romántico, te enamorará de la ciudad.
Si no eres un romántico o un amante de la comida, ¡no te preocupes! París tiene muchas maravillas que ofrecer a sus turistas. A pesar de que el lugar puede proporcionarte todas las facilidades e instalaciones de última generación que puedas imaginar, todavía mantiene muchas estructuras arquitectónicas históricas que satisfarán la pasión por los viajes, así que no dudes en hacer tu próxima parada por estos hermosos lugares.
La ciudad alberga la famosa Catedral de Notre-Dame, que se dice que fue construida en la Edad Media, y también es considerada una de las mejores iglesias del mundo. La misma catedral también ha sido el lugar de origen de la famosa novela “El jorobado de Notre Dame“. Aparte de eso, también tienes la oportunidad de visitar el Arco del Triunfo, el cual es el monumento en forma de arco que se construyó como homenaje a todos los soldados que lucharon y murieron en las Guerras Napoleónicas.
París, la ciudad del amor, tiene la capacidad de tomarte por sorpresa y robarte el corazón, ya seas un romántico, un amante de la comida o un simple turista con pasión por los viajes en la sangre.
Otro punto imperdible en tu visita, por supuesto, es visitar la Torre Eiffel, la cual nació con un motivo muy particular: El de la preparación de la Exposición Universal del año 1889 para llevarse a cabo en esta gran ciudad.
Todo el mundo sabe que París es una ciudad romántica, ya que es el motivo por el cual es uno de los destinos más visitados para pedidas de mano o celebraciones de aniversario, pero déjame que te cuente que esta ciudad satisfará también tu amor por la comida. Se conoce por sus populares croissants calientes, recién salidos del horno y aderezados con mantequilla que puedes deleitar mientras cenas en alguno de los diferentes cafés o restaurantes que hay en la zona y contemplas la hermosa arquitectura de la ciudad.
Por supuesto, que si no te gustan los croissants, en cualquiera de sus restaurantes podrás encontrar una amplia variedad de platos y postres franceses, que mantendrán satisfecho al gourmet que llevas dentro; tanto es así que probablemente no querrás dejar el lugar pronto. En pocas palabras, la ciudad es el paraíso en la Tierra para quien ama y aprecia la buena comida.
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